6.10.07

Anorexia y Bulimia,epidemia en adolescentes


Mirando el techo, sin poder levantarme de mi cama, no comí por unos cinco días. Lograr no comer un día es un logro, es mi meta”. Por dentro el cuerpo de esta mujer se come a sí mismo. Su frecuencia cardiaca baja a un punto peligroso, está a punto de morir.
Lo peor del caso es que esto no ocurre en Somalia o Kosovo, donde los niños mueren de hambre porque no tienen recursos. Sucede en la habitación de una adolescente que tiene todos los recursos necesarios para mantenerse sana y viva, pero decide no hacerlo.
Los casos mortales de anorexia están en aumento. Escuchamos una noticia más sobre este mal, oímos una queja de una madre o amiga preocupada por un ser que está padeciendo esta enfermedad. Esperemos que no pase a ser un mal común, como un resfrío más. La anorexia es una enfermedad crónica mortal, aunque muchos no lo crean. Empieza y termina en la mente del enfermo. El incremento de este mal es alarmante, y es hora de crear conciencia acerca de esta “epidemia” del nuevo siglo, detonada por los nuevos estilos de vida y por los actuales y enfermos patrones de belleza.
“Es una enfermedad que afecta todo, controla tu vida. Afectó a mis padres, a toda mi familia. Sentía el dolor que ellos sentían por mí, pero me importaba más seguir escuálida y haciéndome daño. Hoy sé que es una enfermedad mortal, pero en ese momento, era mi mejor aliado, mi vida”, revela la entrevistada que padeció y sigue sufriendo las consecuencias de esta enfermedad. La mantendremos anónima por motivos de confidencialidad.
“Pensaba que los demás no me entendían, que mis amigas estaban celosas de que yo estaba más flaca que ellas. Pensaba que las personas que me querían me perjudicaban, cuando sólo querían evitar mi muerte, de alma o de cuerpo. No tenía esperanzas en el futuro, mi vida era el día a día y mi meta de comer menos cada día y ser asquerosamente flaca. El momento que comía algo sentía que fracasé, sentía que todos me miraban y pensaban que había engordado. Después de eso, me castigaba”.
La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaría que supone una pérdida de peso provocada por la propia persona y una exaltación o culto a la delgadez extrema. Se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado. En muchos casos, el enfermo sabe que está delgado pero nunca estará lo “suficientemente” flaco.
Poco a poco, el enfermo va eliminando cierto tipo de comidas de su dieta hasta llegar al punto de excluir líquidos, llegando a casos de deshidratación extrema. En algunos casos, el enfermo empieza a utilizar diuréticos, laxantes, purgas o exceso de ejercicio físico. Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por ciento de su peso corporal. El problema psicológico puede llevar a la muerte, ya sea por el daño que uno le hace a su cuerpo o por la depresión, seguida por el suicidio.
Por lo tanto,es importante destacar que se distinguen dos formas de anorexia nerviosa:
Tipo restrictivo. La persona no recurre, regularmente, a excesos en la comida ni a purgas. Tipo compulsivo/purgativo. La persona recurre, con frecuencia, a atracones de comida o purgas (provocación del vómito o uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas).
Se presenta por lo general en mujeres aunque hoy en día se ven hombres, niñas y mujeres adultas que sucumben a esta enfermedad. Los pensamientos y actitudes relacionados con el cuerpo, el peso, la alimentación, y la evolución de la enfermedad, indican que un 25 por ciento de las pacientes siguen siendo anoréxicas; un 40 por ciento tiene síntomas depresivos y un 25 por ciento obsesivos. La mortalidad se sitúa entre el 8 y el 10 por ciento, sin embargo, cuando la enfermedad dura más de 30 años, este dato se eleva al 18 por ciento. Tras 12 años de evolución de la enfermedad la curación se considera imposible.
Se caracteriza por su cronicidad, resistencia al tratamiento y frecuentes recaídas.
“Empecé bajando tres kilos en mis caderas y en un momento “equis” me vi enredada y sin poder volver atrás. Perdí la razón, perdí mi amor propio, perdí mi identidad, perdí más de lo que imaginan”.
“Bajé de peso rápidamente, pero me seguía sintiendo insatisfecha y gorda. Mi pelo se caía y me asustaba, ya no necesitaba ir al baño porque mi cuerpo ya no funcionaba bien. Perder mi menstruación por un mes, dos meses, estaba bien, pero cuando pasaron dos años, me sentía como una niña, tenía el cuerpo de una niña. Lo que me hacía mujer, se fue. Cuando menstrué nuevamente significaba que ya estaba en mi peso ideal, pero yo no quería eso, quería estar por debajo de ese peso, y así de fácil viene la recaída”, asegura.
Síntomas: Cambios y Consecuencias
Una persona anoréxica presenta actitudes diferentes. Come como si estuviera a dieta a pesar de que ya está muy delgada, usa ropa muy holgada, sabe todo sobre dietas, calorías, el organismo, etc., experimenta cambios de personalidad, sufre desmayos. Tiene temor a aumentar de peso o a engordar, tiene una percepción distorsionada del peso, tamaño o figura de su cuerpo. Al enfermo le dificulta concentrarse y le falla la memoria.
Aparece un vello fino y largo, llamado lanudo, en el cuerpo con la función de abrigar a la persona, ya que por la falta de ingesta calórica el cuerpo sufre constante frío. Por las noches, generalmente tienen problemas para conciliar el sueño.
“De noche no duermo, cuento obsesivamente cada caloría que ingerí, no puedo pasar de 200 calorías. Me toco los pómulos para ver si los siento, mido mis brazos con mis manos y mis dedos deben tocarse; toco mi espalda para ver si siento mis costillas…” Este es un pensamiento de una persona que sufre de anorexia.
Si la enfermedad se vuelve crónica y se agrava, las consecuencias físicas y clínicas pueden ser fatales, entre las que destacamos: reducción de las pulsaciones cardiacas, se producen arritmias que pueden derivar en un paro cardiaco. Baja la presión arterial y hay una disminución de la motilidad intestinal. La piel se deshidrata y se agrieta, las uñas se quiebran y se cae el cabello. Se puede ver una coloración amarillenta en las palmas de las manos y las plantas de los pies por la acumulación de carotenos en las glándulas sebáceas. Se padece anemia y todos sus síntomas debido a la falta de hierro y proteínas. Los huesos se vuelven frágiles por la deficiencia de calcio incrementando el riesgo de sufrir osteoporosis. En los casos muy tempranos, se frena la velocidad y desarrollo del crecimiento natural.
Existe una preocupación excesiva por la composición calórica de los alimentos y por la preparación de los mismos. Reducen progresivamente los alimentos de su dieta y utilizan trampas y mentiras para evitar la comida.
“Haces lo que sea, mentir, ocultar comida, escupirla, botarla… te creas un mundo lleno de engaños que gira alrededor de la comida”.
También se dan síntomas de ansiedad, obsesivos y de depresión. Esta malnutrición también provoca tristeza, irritabilidad, aislamiento social e incluso ideas de muerte y suicidio. Aparece una fobia generalizada o fobia social.
Una recuperación casi imposible
“Un día me di cuenta lo que estaba haciendo a mi vida, la única que Dios me dio. Ya no quería seguir viviendo así, no vale la pena. En ese momento sabía que yo tenía el poder de terminar todo eso, pero no podía dejar mi sueño, mi sueño era ser flaca. Perdí amigos, sentía que todos me miraban como una enferma loca; dejé la universidad, perdí a mi chico, perdí oportunidades, perdí mis sueños. Mi sueño estaba fijado en el número de mi peso, y en los huesos que se notaban en mi espalda. En mi primera recuperación volví a tener una ‘vida normal’, si lo quieren llamar así, pero la verdad es que extrañaba tener ese problema, ya era parte de mi vida, y no quería dejar esa sensación de ser flaca, tener control, que me cuiden, mentir, etc. Me encantaba no sólo ser flaca, pero tener un peso mínimo para vivir. Me empezó a gustar el estilo de vida ‘anoréxico’, sé que es difícil de entender, pero por un buen tiempo lo extrañé”, comenta con cierta nostalgia, admitiendo que no sólo se vuelve una obsesión, sino una adicción. “Hoy estoy mejor, aunque siento que nunca me recuperaré por completo, ya es parte de mi vida. Es demasiado fácil caer en el abismo de nuevo; un problema y listo, como cualquier adicto. Recuperé mi cabello, no tengo miedo salir de la ducha y ver una bola de cabellos en mi mano. Mi piel tiene color, no está seca, mis palmas ya no están amarillas. Puedo dormir toda la noche y tener energía la mañana siguiente. Ya no tengo frío todo el día, puedo disfrutar una comida con mi familia, eso creo. Sigo luchando. Saber controlarlo fue lo más difícil que tuve que hacer. Me tienta, pero tengo miedo. No quiero caer o morir por esto.”
“Para mí, adelgazar es como la droga para un drogadicto”
CAUSAS
El origen de la anorexia se encuentra en una combinación de factores biológicos (cambios físicos), psicológicos y sociales.
La exaltación de la delgadez está vinculada con la aceptación social. Los factores socioculturales son las causas más frecuentes, como la influencia de la moda, la belleza y el culto al cuerpo. Es en la adolescencia donde uno se encuentra más vulnerable a comparar su imagen corporal con el modelo estético presente en su medio social. La pubertad viene con cambios físicos y psíquicos y éstos llevan a dietas restrictivas, ejercicio excesivo, mala valoración del cuerpo, insatisfacción personal, perfeccionismo, trastornos emocionales, aislamiento social, la presión social y la falta de identidad. Estos son factores que llevan frecuentemente a la anorexia.
En la adolescencia, por lo general, uno se compara con sus amigos o con el modelo estético. Uno es vulnerable a lo que los medios muestran, a esa belleza disfrazada.
Si a una niña se le da mucha atención, admiración y aceptación por su apariencia, su belleza se volverá parte de su identidad, y hará lo que sea por mantener ese aspecto, esa atención. Esto también sucede en niñas que fueron el patito feo y se convirtieron en cisnes; tienen miedo a volver a ser patitos feos, y la apariencia se vuelve una obsesión.
Existen personas que previamente tuvieron un ligero sobrepeso o alguna parte del cuerpo que no les agradaba. Empiezan con dietas y nunca más se detienen.
“Odiaba mis caderas, eran anchas. Empecé a hacer dietas y cada kilo menos me traía una sensación de éxtasis. No pude parar de bajar de peso. Es adictivo ver que los números en la balanza bajan, y haces lo que sea para que siga así. Llegué a pesar 38 kilos.”
La familia se considera otro factor que puede llevar a la aparición de la anorexia. Se ha observado que hay un predominio de estilo educativo “sobreprotector” de parte de los padres y por lo general proceden de familias afectuosas y cariñosas.
“Cualquiera pensaría que las anoréxicas son unas brutas, huecas, sin cariño y sin control. La verdad es otra. Somos inteligentes, personas que en un momento de nuestras vidas buscamos una perfección o control, ya sea en una actividad, en los estudios, en las relaciones, etc. Si no podemos alcanzar cierta perfección, el tener el control estricto y abusivo sobre tu cuerpo es realmente lo único que quieres y se siente gratificante”. El enfermo también tiene un excesivo deseo de agradar a los demás a expensas de su propia felicidad.
Intentan mantener el control sobre su entorno, su apariencia, su cuerpo, porque no tienen control sobre su propia vida. Se desarrolla una personalidad rígida, expresada en una excesiva necesidad de seguir reglas impuestas por la propia persona.
“De un momento a otro empecé a ser rígida y si fallaba alguna regla, me sentía asquerosa y que perdía el control. Me auto castigaba con el pensamiento y eso es lo que mantiene a una persona en la enfermedad”.

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¿Que opinan queridos amigos? creen ustedes que estos hombres que se creen con el poder de decidir sobre nuestra intimidad deban prohibirnos el uso de la pildora por sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos? Aún asi sea , es posible tanta desigualdad cuando en nuestra sociedad el sector privado podrá seguir accediendo a ese derecho solo por tener dinero? Y si así fuese como es posible que nuestras mujeres no puedan optar por una mejor vida al planificar mejor su embarazos,disfrutar de su intimidad y no siendo juzgada por nuestros politicos y la Iglesia Católica? Que alguien tire la primera piedra entonces...!